Hace varias semanas falleció a los 96 años “Manitas de plata” (nacido Ricardo Baliardo), probablemente el artista de flamenco con mayor proyección internacional. Contribuyó a la globalización del flamenco, que hace por ejemplo que ahora encontremos a algunos de sus mejores intérpretes en un país como Japón. También fue tío y mentor de los “Gypsy Kings”, grupo que contribuyó al éxito de la rumba flamenca como música pop internacional.

Sus logros musicales encierran una lección sobre el desarrollo del talento en las personas. Decía John Gardner que “la maduración de un talento complejo requiere una combinación feliz de motivación, carácter y oportunidad. La mayor parte del talento no se llega a desarrollar”.

 

Jhon Gardner - Foto: Pinterest
Jhon Gardner – Foto: Pinterest

 

 

La historia de “Manitas de plata” nos enseña cómo puede aflorar el talento en las condiciones de mayor adversidad.

Nacido en una familia de gitanos criadores de caballos en la Camarga francesa, en un medio de pobreza extrema, “Manitas” era un niño de la calle que se ganaba la vida tocando la guitarra para los turistas en Saint-Tropez en los meses de verano y reparando neumáticos en los meses de invierno.

En uno de aquellos veranos, uno de los turistas resultó ser un productor musical americano, a quien le llamó la atención aquella música extraña y fascinante. Le propuso a “Manitas” que le acompañara a Nueva York para grabar un disco. Ésa fue la oportunidad. En un principio todo fueron obstáculos por parte de “Manitas” y su familia, pero cuando grabaron el primer álbum, el artista cambió radicalmente y a partir de ese momento dedicó su vida al flamenco profesional con un esfuerzo y un afán de superación que no le abandonarían. Ahí entraron el carácter y la motivación, que antes no se habían mostrado en él.

Hay también otra historia en el desarrollo del talento de “Manitas de Plata”.

El público adoraba instintivamente su música (entre ellos Picasso, Dalí o Brigitte Bardot), pero los críticos de flamenco le criticaron siempre su falta de estructura métrica. “Manitas” era analfabeto, no aprendió el flamenco en ninguna academia. Cuando pudo hacerlo era tarde. Él era consciente de eso. Lo suplía con mucho trabajo (grabó 80 álbumes) y con el favor del público por su estilo directo e imperfecto. Si se hubiera tratado de otra área de experiencia, distinta de la expresión musical, donde el conocimiento fuera mucho más importante, es posible que hubiera lastrado mucho más a “Manitas”. Él supo resolver la ecuación, quizá en otros terrenos no hubiera sido posible. El talento necesita conocimientos y habilidades adquiridos.

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Lo normal es que “Manitas de Plata” hubiera seguido siendo un chico de la calle, pero su vida muestra cómo supo desarrollar toda la promesa que su don encerraba. Es un buen ejemplo para que cada uno pueda desarrollar el suyo, aunque no sea tan llamativo ni las circunstancias que nos rodean sean tan adversas como las suyas.

 

Ignacio de Jorge

Moebius Consulting

Nacho