La mentalidad de crecimiento es aquella sobre la que sostenemos la teoría de la inteligencia dinámica. En lugar del “Yo soy inteligente” hablamos de “Yo estoy siendo inteligente en esta tarea y en este momento dado”.

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¿Cómo podemos desarrollar una mentalidad de crecimiento?

  1. Cambia la mentalidad de “NO SÉ” a “TODAVÍA. Utiliza el adverbio más importante de la mentalidad de crecimiento. EN lugar de decir «No sé cómo hacer esto». Di: «TODAVÍA no sé  o no domino del todo cómo hacer esto «. Entrena y entrena hasta incorporarlo.
  2. Ver cualquier cambio como oportunidad: A todos nos invade el miedo de alguna manera con los cambios, la respuesta más habitual suele ser resistirse a ellos como primera reacción. A partir de ahora en lugar de pensar cosas del tipo «no, no voy a poder hacer esto» o «esto no se me da bien», vamos a pensar en modo oportunidad, la primera siempre es ampliar tu base de conocimientos. “El cambio me hace crecer como individuo y desarrolla mi potencial”.
  3. Cultiva la determinación y la perseverancia. Rompe esquemas. El éxito está en la perseverancia y aprendizaje. Hoy en día estamos acostumbrados a conseguir todo de forma muy rápida, pero todos sabemos que los resultados buenos y duraderos llevan tiempo.
  4. Sustituye la palabra «fallar» por «APRENDER». Pillaté en el instante en el que estás siendo crítico y destructivo contigo mismo o con otros. ¿Es inseguridad, vergüenza? ¿Cómo puedes aprender de la experiencia?  ¿Qué le dirías a alguien al que admiras y en quien confías en las mismas circunstancias?
  5. Afronta cada error con una actitud curiosa: Vamos a aprovechar la experiencia de cada error para reenfocar y mejorar. Vamos a aprender a perdonarnos y enfocarnos en la solución y la aceptación de que ese partido está perdido, pero no vamos a dejar que nos defina. Los asumimos con naturalidad, absolutamente todos nos equivocamos. Lejos de “machacarnos” como podemos hacer con una mentalidad fija, vamos a considerarlos parte del proceso de aprendizaje. Nunca más dejaremos que el fracaso defina la idea que tenemos de nosotros mismos.
  6. Recompensa acciones en lugar de rasgos. Acostúmbrate a sorprenderte haciendo algo bien y reconocértelo, a ti y a otros. Tanto por los intentos como por el esfuerzo. En lugar de decir «Eres tan inteligente» o «Tienes un don natural para X» utiliza frases del tipo: «Se nota que te has esforzado en conseguir X”. En lugar de compararte con otra persona y pensar ”¡Nunca seré como ella!». Cambialó por «Voy a averiguar cómo hizo para resolverlo o conseguirlo». En otras palabras: Elogia el trabajo y el esfuerzo sobre la habilidad innata.

Así de fácil. Vamos a empezar a sacarle el jugo del miedo a lo desconocido, entrenando una actitud y mentalidad sana y de crecimiento ¿Por qué no lo pruebas?

Esperamos que nos hagas llegar tus experiencias.


Consultora del programa Health & Performance, de Moebius Consulting