Liderar en entornos complejos se ha convertido en uno de los grandes retos de las organizaciones, pero también en un aspecto imprescindible para alcanzar el éxito. La diversidad es riqueza, motor de desarrollo, cohesión social, y comprensión y apertura pero, ¿realmente los/las líderes hacen de la diversidad parte fundamental de su estilo de liderazgo?
Probablemente en muchos casos sí, pero puede que en la receta nos esté faltando un ingrediente fundamental: la “inclusión”. En el camino hacia un liderazgo realmente diverso y transformador, la inclusión es la palanca que marca la diferencia y erige el éxito.
Probablemente muchas personas dirán que en su equipo hay personas de diferente edad, raza, condición sexual, capacidad intelectual, etc., y esta parte es fundamental e implica diversidad pues como profesional abrazas las diferencias entre personas, pero necesitamos que hagas un doble check: ¿consideras a tu equipo únicamente diverso o, en su lugar, diverso e inclusivo?
¿A qué nos referimos con esto? A generar entornos de trabajo donde verdaderamente las personas se sientan cómodas, puedan mostrarse tal y como son y no tengan miedo a manifestar algo de su persona porque crean que a otros pueda producirles rechazo. Es decir, no es sólo que tengamos personas diferentes en el equipo, sino que realmente sientan bienestar en el entorno del que forman parte.
Por eso, no es suficiente con gozar de un equipo con diversas trayectorias y perspectivas, sino que el liderazgo diverso, en términos genuinos, lleva consigo un equipo formado por personas que se atrevan a ser tal y como son y es eso a lo que nos referimos al hablar de inclusión.
Por ejemplo, imagina que hay una persona que está en tu equipo desde hace poco tiempo y en las últimas reuniones te das cuenta de que le incomoda que puedas ver su pantalla mientras trabaja, o su agenda mientras anota algo. Puede parecerte extraño ese comportamiento, pero finalmente descubres que este colaborador tiene un trastorno especifico del aprendizaje como la dislexia.
En la sociedad en general pero, sobre todo, en entornos corporativos y sociales muchas personas se sienten condicionadas a la hora de manifestar rasgos o atributos de su personalidad. Estamos acostumbrados al veneno del juicio, a lo que nos han dicho que es lo “normal” y a callar aquello que sentimos que nos hace diferentes.
Probablemente, tú que me estás leyendo has sentido esto en algún momento de tu vida, te has sido infiel por miedo a los demás e, incluso, has disimulado o intentado aparentar algo que no eres. Para bien o para mal, esto forma parte de la manera en la que la mayoría hemos sido educados, por eso, tenemos un reto tan bonito por delante en las organizaciones.
Ser buenos profesionales también pasar por dejar libre nuestra autenticidad, por mostrar nuestra verdadera cara, la que realmente nos hace únicos. Por eso, en un entorno inclusivo las diferencias no son únicamente toleradas, sino que las diferencias son celebradas como auténticas fortalezas.
En consecuencia, el liderazgo diverso tiene mucho que hacer en este sentido. Los líderes, las personas que ostentan cargos en los que se gestionan personas, tienen la posibilidad de romper estereotipos y generar ambientes donde cada voz se escucha y cada talento se valora.
Te dejamos unos tips que pueden ayudarte a dar un paso más para que el liderazgo diverso impere en tu organización:
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Fomenta espacios de escucha activa.
El primer paso hacia un liderazgo diverso e inclusivo comienza por desarrollar nuestra habilidad de escucha. Una escucha real, en la que poner atención y desarrollar un interés genuino y sincero por lo que la otra persona tiene que decir. Esto te ayudará a entender y respetar las perspectivas de los demás y a saber ver qué pueden aportar, que seguro es más de lo que crees.
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Esfuérzate por empatizar y comprender las diferencias.
Imagina un líder que no sólo escucha a sus colaboradores, sino que además se preocupa por entender cómo se sienten y qué necesitan. De esta forma, no sólo está preocupándose por ellos, sino que también se esfuerza por comprender cada perspectiva única, por abrirse a aquello que es diferente a sí mismo.
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Celebra las diferencias como fortalezas.
Visualiza las diferencias que existan en el equipo como fortalezas, esos atributos que os hacen diferentes y que fomentan la creatividad del conjunto del equipo. Dicho de otra forma, las diferencias que puedes estar viendo como un impedimento no son otra cosa que el ingrediente esencial que consigue desencadenar la creatividad y la innovación. Por eso, es muy positivo para las organizaciones que se promueva la libertad de pensamiento, es decir, que se aliente a la participación de todos los miembros a la hora de resolver problemas y tomar decisiones.
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Empodera a cada miembro del equipo.
Es importante que cada miembro del equipo se sienta respetado y valorado, y se le haga saber que aporta un valor único al conjunto, ya que esto propiciará que se sientan motivados a dar lo mejor sí. No es importante el lugar del que proceda, su trayectoria, su raza, su religión, su condición sexual, etc., sino que simplemente es importante que sienta que su aportación es crucial para el éxito colectivo.
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Rompe barreras y desafía estereotipos.
Cada uno de nosotros ha sido educado en base a unos valores y con nuestras vivencias hemos desarrollado creencias y prejuicios que condicionan nuestra personalidad y forma de relacionarnos con el resto. Por ello, es importante que te desafíes a ti mismo para tratar de eliminar estas barreras, de este modo, evitarás limitar el crecimiento y desarrollo del equipo. Rompe los estereotipos ya que lo único que van a conseguir es desmotivar al equipo y reducir su potencial.
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Fomenta la colaboración y el aprendizaje mutuo.
Saca provecho de las sinergias que puedan producirse entre las personas. Cuando gozamos de un ambiente inclusivo, la colaboración marca la diferencia porque las personas aprenden unas de otras, comparten conocimientos y van de la mano en su crecimiento. Además de ser algo positivo para el negocio también lo es para fortalecer los lazos del equipo y generar entornos de confianza.
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Y, finalmente, cultiva el sentimiento de pertenencia.
Es fundamental que se fomente el sentimiento de comunidad y pertenencia, es decir, que las personas sean conscientes de su papel fundamental dentro de la organización. Este sentimiento nutre la motivación y el compromiso de los individuos, y son conscientes de que su aportación tiene valor y de que es fundamental para que el motor del negocio arranque.
En definitiva, atrevámonos, retémonos, el liderazgo diverso y la inclusión no son una moda, sino que han llegado para quedarse y dar la vuelta a las organizaciones. Todos y cada uno de nosotros tenemos la gran oportunidad de abrir la puerta a un abanico infinito de perspectivas, talentos y oportunidades. No le des la espalda, no lo dejes para mañana, no lo relegues, no creas que es una moda, sino que es la única forma de éxito en las organizaciones.
Y tú, ¿qué acciones estás tomando para impulsar un liderazgo diverso en tu equipo?
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