El día del sprint review después de varias noches durmiendo poco, Laura supo que las cosas no iban bien. La demo salió mal después de días de intenso trabajo del equipo. No tenía la cabeza clara, apenas podía seguir los puntos tratados y sólo deseaba que acabara aquella reunión. Lo que peor le supo fue la sensación de haber fallado al equipo. Aquello fue la gota que colmaba el vaso, porque sin saberlo había entrado en una dinámica viciosa, donde respondía a los estímulos crecientes con las mismas respuestas de gasto de energía que la habían llevado hasta ahí.

Y sin embargo, pensaba luego, su trabajo le gustaba. Sentía como pocas veces antes el impacto de lo que hacía. Era algo intenso trabajar en aquel grupo de profesionales tan involucrados en lo que hacían. No quería perderlo.

Laura forma parte, según un estudio de Deloitte, del 64% de profesionales apasionados en sus empresas que se sienten estresados con frecuencia. De los cuales 18% con frecuencia y un 32% todos los días.

Laura trabaja en un entorno ágil donde se mueve por autoliderazgo, y donde las necesidades suyas de reskilling digital y de su empresa de buscar nuevas soluciones le obligan a sobrepasar sus límites. Un reto que ella desea pero para el que tiene que desarrollar también nuevas capacidades para gestionar conjuntamente su salud y su rendimiento.

¿Cómo gestionar la salud y el rendimiento laboral?

Los deportistas de competición, con los que la actividad de Laura tiene muchos paralelismos, lo descubrieron y lo practican desde hace tiempo. Saben que equilibrar gasto de energía y recuperación, que denominan “compensación”, es clave para su rendimiento. Demasiado gasto sin recuperación lleva al burnout, como le empieza a ocurrir a Laura. Demasiada recuperación sin estrés lleva a la atrofia.

El alto rendimiento en las organizaciones nos lleva a una sucesión de sprints que demanda toda una estrategia personal de compensación para estar en óptimas condiciones.

Pero, además, hay que trabajar no una, sino tres dimensiones: la física, la mental o la emocional. Laura está subestresada físicamente y sobrestresada mentalmente o emocionalmente. Necesitará rituales de estrés físico y al revés, recuperación mental y emocional. Hay muchas cosas que puede hacer que no conoce. En aspectos como nutrición, ejercicio, desconexión, relaciones, meditación o juego.

Se trata de evitar respuestas de autoindulgencia o de dejarse llevar, que le lleven a comer, beber más, quitarle horas al sueño y un largo etcétera. De crear en su lugar respuestas estratégicas, entendiendo lo que necesita en cada momento. Y de ir tejiendo con ellas una red de rituales positivos que serán diferentes en cada estilo de vida. El poder de los rituales consiste en darnos lo que necesitamos gastando muy poca energía que podemos dedicar a otras decisiones que necesitemos.

Si no queremos vivir vidas lineales y asumimos la oscilación. Si queremos tener el reto del reskilling continuo en entornos digitales o la experiencia intensa de trabajar en equipos autogestionados, tenemos que construir nuestras capacidades conjugando juntos salud y rendimiento.

En ésas está ahora Laura.


Ignacio de Jorge

𝗦𝗼𝗰𝗶𝗼 𝗱𝗶𝗿𝗲𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗲𝗻 𝗠𝗼𝗲𝗯𝗶𝘂𝘀 𝗖𝗼𝗻𝘀𝘂𝗹𝘁𝗶𝗻𝗴

Experto en Cultura y Liderazgo Ágil.