En la última semana, muchos de nuestros contactos en redes sociales han compartido un artículo sobre Isaac Asimov y su planteamiento sobre “¿De dónde proceden las ideas?”, se trata de un ensayo que se hizo público el año pasado, 22 años tras su fallecimiento y 55 años después de que fuese escrito.

Isaac Asimov fue un bioquímico y escritor, sobre todo reconocido por sus novelas de ciencia ficción, como “Yo, robot”, y de divulgación científica. Asimov consideraba que había que mezclar la realidad y la ficción hasta crear algo absolutamente distinto a lo que hay a nuestro alrededor.

Asimov planteaba que toda generación de ideas debía estar compuesta por 2 fases: una fase de trabajo individual y una de trabajo en equipo. Para la fase de trabajo individual proponía que cada individuo investigase y se documentase, que generase propuestas creativas y se tomase su tiempo, y antes o después las ideas llegarían. Para la fase de trabajo en equipo, recomendaba crear espacios informales, espacios canalizados por un guía y sin jueces, y sobre todo, que se realizasen buenas preguntas. Las buenas preguntas siempre traen asociadas buenas ideas.

En este espacio informal no debía existir ninguna presión, los participantes debían estar relajados y las ideas comenzarían a fluir solas. Incluso consideraba que esta actividad no debía ser renumerada, para evitar tensiones innecesarias, que inhibiesen el proceso creativo.

“Probablemente no haya nada más inhibidor que sentirse responsables. Las grandes ideas de todos los tiempos han venido de personas a las que no les pagaban por tener grandes ideas; les pagaban por ser maestros, funcionarios de patentes o simples oficinistas, o no les pagaban en absoluto. Las grandes ideas venían de cuestiones secundarias”.

Retrato de Isaac Asimov. Foto: Thierry Ehrmann
Retrato de Isaac Asimov. Foto: Thierry Ehrmann

En tiempos de crisis, la innovación es una palanca clave para el crecimiento de nuestros proyectos profesionales, hay que generar soluciones más creativas y mejores que las de nuestros competidores, en un entorno que no te lo pone fácil, un entorno cada vez más competitivo, con menores inversiones, donde hay que buscar la forma de diferenciarse.

En tiempos de crisis se genera más tensión en los equipos de trabajo, y a veces nos cuesta arriesgar por miedo a equivocarnos. Tensión y miedo, dos factores que nos alejan de este entorno informal que proponía Asimov. Necesitamos que nuestros equipos estén motivados y fidelizados, para que de esta forma salgan de su zona de confort y asuman riesgos, y entonces estaremos más cerca de generar espacios de innovación, donde el talento de nuestros equipos salga a la luz.

Vivimos en un mundo global y digital, la tecnología ha abierto nuevos entornos para la innovación, nunca lo hemos tenido más fácil.

Aprovechemos el talento de nuestros equipos, mantengámoslos motivados, generemos entornos informales alejados de toda presión, y recojamos los frutos.

 

Foto SQ