Se sincero, ¿has comprado Lotería por evitar tener que arrepentirte en el remoto caso de que el premio toque a compañeros de oficina? ¿Has invertido en una criptomoneda, por temor a que salga bien y haberte quedado fuera?
El sesgo de aversión al arrepentimiento lo asociamos con las emociones y nos conduce a realizar una acción equivocada por temor a que salga bien y a no realizar otra acción que habría sido acertada por temor a realizarla y que salga mal.
En siglo XVII parte de una cita financiera muy curiosa del libro Confusión de Confusiones de José de la Vega expone muy bien la aversión al arrepentimiento:
“Si el que compra algunas partidas vé que baxan, rabia de havercomprado; si suben, rabia de que no compró mas; si compra, suben, vende, gana y buelan aun á más alto precio del que ha vendido; rabia de que vendió por menor precio: si no compra ni vende y van subiendo, rabia de que haviendo tenido impulsos de comprar, no llegó á lograr los impulsos; si van bajando, rabia de que, habiendo tenido amagos de vender, no se resolvió á gozar los amagos; si le dan algun consejo y acierta, rabia de que no se lo dieron antes; si yerra, rabia de que se lo dieron; ….”
Esta cita nos aplica perfectamente a los inversores que tendemos a vender una vez que hemos obtenido una ganancia significativa porque tememos arrepentirnos si no hubiéramos vendido y luego no solo perdiéramos las ganancias, sino que incluso sufriéramos una pérdida. Por otro lado, si estamos sufriendo una pérdida, no venderemos ni reduciremos las pérdidas, porque, bueno, “¿y si el precio de la acción se recupera después de que lo vendí?
Esto nos lleva a ser excesivamente conservadores y a dejarnos guiar por las inversiones «de moda“, ya que en caso de ir mal da una menor sensación de responsabilidad y son fáciles de racionalizar.
La mejor receta es diseñar nuestra propia estrategia de inversiones y mantenerla en el tiempo.