Según el bioquímico, fisioterapeuta y fundador de la Psiconeuroinmunología clínica, Leo Pruimboom, más del 75% de los seres humanos no alcanza la cantidad mínima de actividad física recomendable. La inactividad física ya está considerada uno de los tres grandes factores de riesgo para la salud asociados al estilo de vida. Los otros dos son la alimentación y el tabaquismo.
Hoy sabemos que las personas activas superan a las sedentarias en casi todo: memoria, razonamiento, atención y capacidad de resolver problemas. Tienen, además, menos riesgo de desarrollar trastornos neurodegenerativos con el tiempo. Al estudiar el efecto concreto en el cerebro se observan diferencias claras entre las personas activas y las sedentarias, incluso desde edades tempranas.
¿Qué podemos hacer para evitar el sedentarismo?
Basados en nuestra experiencia de estos años, te proponemos estos consejos específicos para la práctica de ejercicio. Estos te ayudarán a encontrar ese estado de equilibrio de una forma más rápida y volver a tener la energía que nos falta en el día a día.
- Hagamos de vez en cuando el ejercicio en ayunas. De esta manera, utilizaremos la grasa que tenemos almacenada en nuestro organismo
- Busquemos a menudo la intensidad. Esta idea tiene mucho que ver con la flexibilidad metabólica de la cual iremos hablando en el proyecto Health and Performance de Moebius Consulting. Por una simple cuestión de supervivencia, nuestro cuerpo va a tender siempre a economizar al máximo, y a adaptarse pronto a los estímulos que recibe. Por eso es importante mezclar siempre el ejercicio de baja intensidad con el de alta intensidad. De ese modo lograremos que nuestro cuerpo esté en un permanente estado de mejora, que no se acomode.
- Usemos más nuestros brazos. Está comprobado por los expertos que usando el llamado “tren superior” de nuestro cuerpo, conseguimos de forma más rápida vaciar los depósitos energéticos de la musculatura. Y ese vaciado tiene un efecto muy positivo en el mantenimiento y/o recuperación de la salud. Esto no quiere decir que solamente hagamos el ejercicio con los brazos, pero sí que tengamos en cuenta esta idea para entender la importancia de la flexibilidad en la manera de hacer ejercicio. ¡No todo es salir a correr, para que nos convaliden un buen ejercicio!
- Salgamos al aire libre. Los beneficios son muy recomendables. Mejoraremos la termorregulación y obtendremos los beneficios de los rayos solares. Lo ideal sería entrar de vez en cuando en contacto con la naturaleza, para alejarnos un poco de la contaminación.
Y una recomendación final: nunca viene mal una valoración previa de un profesional. La flexibilidad en nuestra metodología de entrenamientos es tan necesaria como lo es el mantenimiento de un control sobre los retos que nos vayamos proponiendo.
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Participan Pablo Martinez-Arroyo, director del programa Health & Performance de Moebius Consulting; Daniel Gonzalez De Vega, Socio Fundador de Smartick; y Álvaro Otero, director del Máster Universitario de la UCJC en Osteopatía Integrativa.
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