«Girl Decoded», de la egipcia Rana el Kaliouby, no es sólo un libro sino que es una invitación a viajar a través de una fascinante historia de superación personal, tecnología revolucionaria y diversidad cultural. La obra de la Dra. el Kaliouby nos lleva a través de su vida y su viaje para humanizar la tecnología, convirtiéndose en un emblema de la influencia global que puede alcanzar una mente talentosa y diversa en el mundo de la innovación digital.
Nacida en Egipto en una familia de clase media muy preocupada por la educación de sus hijas, Rana el Kaliouby se interesó durante su carrera de ciencias de la computación en la Universidad Americana de El Cairo en el estudio de las emociones a través de las expresiones faciales. De ahí surgió le idea de desarrollar un algoritmo que permitiese a los ordenadores conocer el estado emocional de las personas por medio del análisis de sus micro expresiones. Ni corta ni perezosa, Rana el Kaliouby solicitó una beca doctoral a la Universidad de Cambridge gracias a la cual pudo desarrollar su idea. Una vez terminó su doctorado en el Reino Unido, Rana el Kaliouby recibió una oferta de beca post doctoral del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que le permitió continuar sus investigaciones en el campo de la Inteligencia Emocional Artificial. Fruto de sus descubrimientos nació Affectiva, una startup que aplica sus descubrimientos a campos como la investigación de mercados, la optimización de contenidos audiovisuales o la seguridad en la conducción de automóviles.
La verdad es que hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un libro. “Girl Decoded” no sólo nos cuenta cómo una mujer educada en una sociedad islámica tradicional rompe todos los moldes culturales y sociales hasta convertirse en la CEO de una empresa tecnológica, sino que también nos hace reflexionar sobre la forma en la que los Estados Unidos están siendo capaces de captar el talento digital en los rincones más remotos del planeta, y la forma en la que la economía norteamericana es capaz de desarrollar nuevos productos y modelos de negocio basados en las tecnologías disruptivas.
Una de las claves del dinamismo de la economía norteamericana es su capacidad para captar talento en todo el planeta. En cualquier colectivo humano la proporción de personas realmente brillantes e innovadoras que son capaces de generar nuevas ideas es realmente bajo. Por eso, una economía que aspire a liderar la innovación mundial ha de ser capaz de detectar y atraer talento digital desde cualquier lugar. Un nuevo talento digital que está, en gran medida, en la nueva clase media urbana de las economías emergentes de países como Egipto (110 millones), India (1400 millones), Indonesia (274 millones) o México (127 millones).
Para captarlo, las universidades norteamericanas y británicas disponen de amplios programas de becas doctorales y postdoctorales y están permanentemente abiertos a recibir estudiantes prometedores de países emergentes. Las universidades españolas, por el contrario, contratan a pocos profesores extranjeros y ofrecen escasas becas a investigadores ajenos a su propia universidad. Mientras que en España menos de un 3% de los profesores universitarios son extranjeros, en el Reino Unido un 18% de sus docentes universitarios nacieron fuera de su país. Pero no sólo eso, sino que cerca del 70% de los profesores universitarios españoles obtuvieron el doctorado en la propia universidad en la que imparten sus clases. Una endogamia que impide a la universidad española captar verdadero talento y lastra su capacidad de competir en un entorno cada vez más global. La realidad es que la universidad española no está compitiendo ya que está más orientada a favorecer a los profesores “de casa” y a mantener el statu quo marcado por los catedráticos que a acceder al talento externo. Esta endogamia se agrava en las comunidades autónomas que tienen lengua propia y que incorporan como requisito para acceder a una plaza docente su completo dominio. Así nos encontramos que, mientras la Universidad de Cambridge o el MIT reclutan en un pool global de talento, las universidades españolas cada vez están centradas más en sí mismas reclutando cada una de ellas en su propio ámbito. Quizá sea una de las razones por las que ninguna universidad española está entre las 200 primeras del mundo.
No obstante, al talento digital no sólo hay que captarlo, sino que también hay que proporcionarle medios para desarrollar sus investigaciones, experimentar y escalar sus descubrimientos. Sólo de esta forma es posible conseguir una verdadera transferencia universidad-empresa. Para ello, es fundamental, en un primer lugar, que la investigación universitaria esté adecuadamente financiada. Pero no vale sólo con eso ya que también es necesario que las grandes empresas estén presentes en el campus, detectando oportunidades de inversión e inyectando dinero en los proyectos de investigación.
Rana el Kaliouby nos cuenta en su libro cómo llegó al momento en el que se dieron cuenta de que el volumen de inversión necesario para entrenar su algoritmo no podía proceder exclusivamente de fondos universitarios y fue entonces cuando dieron el paso y crearon su propia empresa, Affectiva, que les dio acceso a fuentes de inversión empresarial. Una de las claves del desarrollo del algoritmo fue el acuerdo alcanzado con Mildward Brown, del grupo WPP, que incorporó su algoritmo a su metodología de investigación cualitativa de clientes, lo que permitió que el algoritmo fuera “entrenado” con más de 13 millones de rostros de diversos sexos, razas y edades.
Por último, “Girl Decoded” nos plantea la cuestión de cómo la diversidad, tanto en términos de sexo como de cultura, puede enriquecer y agregar valor a los proyectos de innovación. Gestionar la diversidad no es sólo una cuestión de equidad, sino también una estrategia para fomentar la innovación y el progreso. Al traer diferentes perspectivas y enfoques a la mesa, las naciones pueden alimentar una cultura de innovación más fuerte y efectiva.
Al igual que en los dos puntos anteriores, Estados Unidos nos saca una importante ventaja en esto. A diferencia de los países europeos, que estamos teniendo una seria incapacidad a la hora de integrar nuestra inmigración, los Estados Unidos están demostrando una gran capacidad para integrar a inmigrantes asiáticos y africanos. Una de las claves de su éxito puede ser que Estados Unidos no ha construido su identidad nacional sobre una cultura o una religión determinada, sino sobre los principios de la tolerancia y la libertad religiosa. En el libro, que termina narrándonos el proceso de obtención de la nacionalidad norteamericana por Rana el Kaliouby y sus hijos, podemos ver el orgullo con el que la autora adquiere su nueva nacionalidad sin que eso suponga el más mínimo conflicto con el mantenimiento de su identidad egipcia y su herencia cultural y religiosa.
En resumen, «Girl Decoded» es un relato profundamente personal y energético que entrelaza la vida de una mujer y su papel en la tecnología de vanguardia, iluminando asuntos cruciales como la atracción global de talento, la colaboración universidad-empresa y la importancia de la integración y gestión de la diversidad. Esta obra no sólo es un deleite para los amantes de la tecnología, sino también para cualquier lector curioso acerca de cómo los diversos hilos de nuestras vidas pueden tejer una narrativa tan inspiradora y transformadora.